John MacKenzie, presidente ejecutivo de la minera, ahonda en lo que ha sido el proceso de consolidación de este nuevo actor de la gran minería, y detalla los proyectos con los cuales buscan extender la vida de sus operaciones Mantos Blancos y Mantoverde.
En septiembre pasado se cumplieron cuatro años de la conformación de minera Mantos Copper, tras la adquisición -por parte de Audley Mining Advisors Limited y Orion Mine Finance LLP- de las faenas Mantos Blancos y Mantoverde. Ambas minas, ubicadas en las regiones de Antofagasta y Atacama respectivamente, eran propiedad de la multinacional Anglo American, que las vendió como parte de su proceso para sanear su situación financiera, tras el fin del súper ciclo en el precio de los metales.
Coincidiendo con este aniversario, la compañía anunció un acuerdo por US$250 millones, destinado a financiar una iniciativa clave en sus planes de desarrollo: la expansión de la concentradora en Mantos Blancos.
Así lo destaca John MacKenzie, presidente ejecutivo de Mantos Copper -y quien fuera CEO de la unidad Copper de Anglo American entre 2009 y 2013-, con quien conversamos para abordar las implicancias de este convenio, así como de los próximos pasos en la agenda del grupo.
John MacKenzie, presidente ejecutivo de Mantos Copper
¿Cómo ha sido el proceso de consolidación de Mantos Copper?
El desafío fue que eran dos operaciones con altos costos y vidas cortas. Nuestro objetivo fue bajar los costos, optimizar las operaciones, pero lo más importante: prolongar la vida de ambas faenas y expandirlas.
Implementamos una estrategia cuyo primer aspecto fue optimizar los procesos, los sistemas y mejorar la productividad, porque cuando compramos Mantos Blancos y Mantoverde estaban perdiendo dinero.
Tuvimos éxito en el aumento y mejora del rendimiento, adoptando sistemas más ágiles, con liderazgo en las operaciones. Logramos reducir gastos importantes.
La segunda parte de la estrategia ha sido la exploración. Hemos invertido mucho en estos cuatro años en ese esfuerzo, con la finalidad de expandir los recursos de sulfuros, pero también los de óxidos, en ambos yacimientos.
¿Cuáles han sido los resultados?
En Mantos Blancos hemos logrado incrementar la cantidad de óxidos y sulfuros por bastantes años.
En el caso de Mantoverde, cuando la compramos teníamos dos millones de toneladas de cobre contenido en sulfuros; hoy día contamos con más de cuatro millones de ton. En la industria cuando hay un nivel de tres millones de ton contenidas en un yacimiento hablamos de un Tier 1; entonces, el depósito ha pasado de un Tier 2 a claramente un Tier 1, y con mucho más potencial.
Hemos explorado hasta ahora solamente el 50% del área, unos 12 kilómetros de la falla Mantoverde, que es responsable del origen de este yacimiento.
¿Qué otros pasos han dado?
Avanzar en los proyectos. Realizamos en Mantos Blancos un Scoping Study para la expansión de la concentradora. Trabajamos en los estudios de prefactibilidad y de factibilidad. Después de eso, vino un proceso de licitación, seguido de un Front End Engineering Design con varias empresas de ingeniería.
También avanzamos el tema de los permisos; durante los últimos años hemos logrado todas las autorizaciones necesarias para la construcción.
De manera simultánea estuvimos haciendo el mismo trabajo en Mantoverde, para el proyecto de sulfuros. Del dueño anterior (Anglo American) recibimos un estudio de prefactibilidad, pero nosotros realizamos dos de optimización. Después ejecutamos la factibilidad, y también un proceso de licitación y Front End Engineering Design. Actualmente nos encontramos en una fase de ingeniería de diseño avanzado para el proyecto. Junto con ello tramitamos los permisos y conseguimos el EIA para la iniciativa.
En ambos casos, tanto en Mantos Blancos como en Mantoverde, estamos listos para iniciar la construcción; lo único necesario es el financiamiento.
¿A cuánto ascienden los montos requeridos?
Para Mantos Blancos se requieren US$220 millones y para Mantoverde US$750 millones de Capex, más un pago a Anglo American de US$50 millones, acordado en la transacción original.
Ambas iniciativas tienen retornos fantásticos. Son proyectos de alta ley y que ya cuentan con la mayoría de la infraestructura requerida. Hoy en día en el mercado hay muchos proyectos que se están desrrollando con leyes 0,3% o 0,4% de cobre fino; en Mantos Blancos es de 0,82%.
Ampliación de Mantos Blancos
¿Cuál es la relevancia del proyecto en Mantos Blancos para la compañía?
Es grande, porque ahora producimos del orden de 50.000 tcf en esta faena; entre 25.000 ton de cátodos y 25.000 ton de cobre en concentrado.
En 2023 terminaremos con la producción de cátodos. Por lo tanto, la ampliación es clave para mantener este nivel y quizás aumentarlo, porque contamos con bastantes recursos de sulfuros.
Este proyecto implica la ampliación de la actual planta concentradora y es de muy bajo riesgo, porque ya contamos con mucha de la infraestructura, por ejemplo los chancadores, el tranque de relaves y otros equipos, por lo que solamente necesitamos un molino más, algunas celdas adicionales y una o dos bombas. No es un proyecto complicado, pero demanda estos US$220 millones, los cuales permitirían extender la vida de esta mina hasta 2035, con una producción promedio -para los primeros diez años- de 52.000 tcf anuales.
Si podemos extender también los óxidos, eso sería adicional a este nivel.
Además, tenemos en mente una fase 2 para este proyecto, porque disponemos con los recursos minerales y con la mayoría de los equipos. Así, con la Fase 1 expandiremos la capacidad de procesamiento de la concentradora de los actuales 4,3 millones de ton por año hasta 7,3 millones de ton de mineral. En la segunda etapa podríamos incrementar el procesamiento hasta 9,7 millones de ton; eso elevaría la producción a más de 60.000 tcf anuales.
¿Cuáles son los retos técnicos y ambientales de esta iniciativa?
Lo favorable es que hay pocas complejidades. Por ejemplo, en el caso de los chancadores poseemos toda la capacidad requerida. Además, contamos con plataformas cercanas a la planta actual, sin utilización, donde podemos construir el nuevo molino y la infraestructura asociada, lo que es muy bueno. Es a un costado de la instalación existente, por lo que podemos separar la construcción y solamente conectamos a fines del proyecto.
Junto con ello, tenemos el beneficio de décadas de experiencia con este mineral y su procesamiento. Es solamente expansión de la misma mineralogía.
El nuevo molino contemplado es más grande y, por lo tanto, más eficiente, pero utilizamos el mismo proceso. Entonces, no hay riesgos técnicos, geológicos ni metalúrgicos.
También disponemos de nuestro tranque, que cuenta con todos sus permisos; está dentro de un rajo antiguo agotado, por lo que es muy seguro.
¿Qué plazos prevén para su materialización?
Terminamos el proceso de financiamiento y estamos empezando ahora su desarrollo, Esperamos hacer la puesta en marcha durante la primera parte de 2021; la mayor parte de la construcción será durante 2020.
El futuro de Mantoverde
¿En qué situación se encuentra Mantoverde?
Requiere un financiamiento mayor: vamos a necesitar como US$800 millones.
Mantoverde va a producir 107.000 tcf por año durante los primeros diez años. Es muy eficiente en términos de Capex; el costo de inversión por tonelada de cobre producido es menos de US$10.000, mientras que actualmente el promedio en la industria está entre US$20.000 y US$30.000.
¿Qué explica esa eficiencia?
Son varias razones. Una es que tenemos toda la infraestructura allí: las rutas industriales, la energía y nuestra propia planta desaladora. Solamente necesitamos construir la concentradora y el tranque.
Otro aspecto favorable es una ley bastante alta, que para los primeros diez años es de 0,72% de cobre, más 0,11 gramos de oro por tonelada. Esto nos da un cobre equivalente de 0,76%, que es casi el doble en comparación a la mayoría de los otros proyectos.
Además, la altura en la operación es de 800 metros, y cerca de la costa. Contamos con tres puertos en la zona para exportaciones. También hay fundiciones cercanas.
Junto con lo anterior, trabajamos para eliminar los otros riesgos que existen, por ejemplo, nuestro conocimiento geológico.
Realizamos muchos sondajes, al punto que por toda la vida de este proyecto tenemos el 83% de las reservas probadas y un 17% de probables; eso representa un nivel de confianza más alto que la mayoría de las operaciones en el mundo.
Tenemos un proyecto con una vida -hasta ahora- de 20 años, con este nivel de producción, pero que está utilizando solo el 20% de los recursos sulfuros con que cuenta. Para nosotros es casi una realidad que vamos a tener una Fase 2. Estamos diseñando nuestra concentradora para poder instalar una segunda línea en el futuro.
¿Qué opciones de financiamiento analizan para Mantoverde?
Estamos buscando un Project finance para una parte de ello, y vamos a entrar con un nuevo socio para completar el equity necesario.
También contamos con otras alternativas. Como vamos a producir unas 33.000 oz de oro por año, existe la opción de vender parte de eso como un stream, lo que puede contribuir al financiamiento, además produciremos una gran cantidad de nuevo concentrado de cobre, que en este momento no está comprometida, por lo que existe la alternativa de lograr un contrato off take para el financiamiento.
Tenemos un gran rango de posibilidades para ver cómo vamos a financiar; ahora estamos entrando en el proceso de analizar las diversas opciones y ver qué es lo óptimo para el proyecto.
Los activos de Mantos Copper
La faena Mantos Blancos se ubica en la Región de Antofagasta, a 45 km al noreste de la capital regional y a 800 metros sobre el nivel del mar. Fue una de las primeras mineras de cobre privada de Chile, iniciando su operación en 1960. Comprende una mina a rajo abierto, extrayendo minerales sulfurados y oxidados de cobre.
Mantoverde está ubicada a 50 km del puerto de Chañaral, en la Región de Atacama. Comprende una mina de cobre a rajo abierto, con una planta de chancado, sistema mecanizado de transporte y apilamiento del material; lixiviación en pilas y un proceso de extracción por solventes y electro-obtención. Cuenta además con una planta desalinizadora.
Fuente: Minería Chilena