El megaproyecto sufriría un retraso de hasta seis meses, y a la fecha, el impacto financiero es de unos US$ 300 millones
Poco a poco la industria minera, que nunca detuvo las operaciones durante la pandemia, empieza a retomar los proyectos de expansión, los que sí fueron postergados por ser los que requieren de mayor cantidad de personal. En la última entrega de sus resultados, la minera canadiense Teck informó la reanudación parcial del megaproyecto Quebrada Blanca fase II, uno de los de mayor inversión de los últimos años, que al mes de abril consideraba desembolsos por US$ 3.900 millones.
En medio del avance de la pandemia, la firma reveló que la dotación se redujo a un mínimo de 500 personas en marzo, aumentando gradualmente a más de 3.000 que hay actualmente en faena, enfocadas en actividades de caminos críticos y otras obras de construcción. Se espera que dicha cifra crezca a 4.000, apuntando a que de manera paulatina se llegue a los niveles previos a la suspensión, con una fuerza laboral de 8.000 personas para fines de octubre, según lo permitan las condiciones sanitarias, dijeron desde la firma.
En esa línea, la minera aseguró que el impacto financiero de haber detenido la construcción en marzo a raíz de la pandemia tuvo costos por US$ 260 millones en el segundo trimestre, los que podrían llegar a los US$ 290 millones hasta octubre. Sin embargo, también explicaron que si no se puede retornar las obras a máxima capacidad en octubre, cada mes de retraso tendría un costo adicional de entre US$ 25 millones y US$ 35 millones. Del mismo modo, y buscando tomar prevenciones de nuevos contagios, se determinó construir más espacio en los campamentos asociados a la iniciativa, lo que tendría un costo de hasta US$ 40 millones.
En conferencia con analistas, ejecutivos de la empresa aseguraron que han realizado un trabajo en conjunto con Bechtel, la empresa contratista a cargo de las obras, para evitar contagios. “Durante el primer año tuvimos varios retrasos relacionados con los permisos y hubo un muy lento proceso, pero uno de los aspectos positivos de la demora por la pandemia es que el gobierno central y los gobiernos locales han estado trabajando muy duro para superarlo”, señalaron.
Con todo, en el cronograma actual de la iniciativa se espera que su puesta en marcha se retrase en al menos unos cinco o seis meses, la cual estaba programada para el segundo trimestre de 2022. Los ejecutivos de la firma canadiense reafirmaron la importancia que tiene el proyecto para la empresa, considerando que extenderá la vida útil del yacimiento en 28 años, aumentando a 300 mil toneladas la producción anual de cobre.
Asimismo, la empresa anunció que se están realizando estudios para avanzar en el mediano plazo en una tercera fase del yacimiento, el cual incluso podría duplicar la producción de la fase II, pero que requeriría de una inversión cercana a los US$ 5 mil millones.
Fuente: El Mercurio