La cantidad de inmigrantes dispuestos a trabajar en obras de edificación frenaría un mayor encarecimiento de los salarios.
En 2012 y 2013, en medio del boom de la minería, las inmobiliarias acusaban fuertes alzas en los costos de las edificaciones, especialmente en los aspectos ligados a los salarios. Esto, porque en esa época, muchos trabajadores de ese rubro se fueron a probar suerte a las diversas faenas mineras.
Hoy, luego de la mejoría del precio del cobre registrada en los últimos meses, ese “fantasma” volvió a inquietar a actores de la construcción, quienes advierten que los costos de edificación seguirán escalando si crece la migración de trabajadores a la minería.
Esos costos ya están mostrando señales inquietantes, según se desprende de datos de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). En los últimos 12 meses -terminados en enero de 2018-, el índice general que mide los costos “tipo medio” (construcción de conjunto habitacional) subió 4% anual, alcanzando los 5.649,05 puntos. Si se revisan solo los últimos seis meses, el incremento es de 4,4%.
El componente del costo de construcción que más sube es “sueldos y salarios”, con un alza de 4,11% anual a enero de este año y de 5,3% en un lapso de seis meses.
El índice de edificación en altura se elevó 1,5% anual en enero, pero su ítem “salarios” avanzó más del doble (3,2%) en igual lapso. En tanto, el componente “materiales” cayó 0,6%.
Dichos incrementos de costos, sin embargo, son más débiles que los registrados en ciertos periodos de 2012-2013, cuando las alzas superaban el 10%.
El ingreso imponible promedio de la construcción al cierre de 2017 fue de $695.898 a nivel nacional, mientras que en la minería llegó a $1.283.589, según la Superintendencia de Pensiones.
Presión mitigada por extranjeros
El gerente de Estudios de la CChC, Javier Hurtado, explica que el alza actual en los costos de construcción se explica porque algunos proyectos están demandando mano de obra más especializada, para labores de terminaciones, por ejemplo. Pero también por la dinámica propia del sector, donde los obreros negocian sus sueldo cada dos o tres meses, que es lo que puede durar un contrato en una faena.
Sobre el impacto de la reactivación minera, Hurtado señala que si bien “aún no ha ocurrido, todos esperamos que la inversión en minería empiece a crecer. Están dadas las condiciones, y eso traerá presión”.
Hurtado dice que, a diferencia de 2012-2013, la cantidad de inmigrantes que están buscando trabajo podría mitigar la escasez de mano de obra. Hoy, el 7% de los trabajadores de la construcción provienen de otro país.
El gerente general de la inmobiliaria Simonetti, Hernán Reyes, coincide con la visión de la CChC. “En 2012, el boom minero afectó bastante a la industria por un aumento de los costos de la mano de obra. Ciertamente es un riesgo, el cual en parte podría ser paliado con el ingreso de inmigrantes”, indica.
Uno de los impactos del éxodo de trabajadores de la construcción a la minería es la demora en la ejecución de las obras, explica el presidente ejecutivo de Inmobilia, Andrés Munita.
Hernán Reyes señala que todos los cargos dentro de una faena se ven afectados cuando la minería “levanta” obreros, y menciona desde maestros enfierradores hasta todo tipo de profesionales.
Fuente: El Mercurio